TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA)
El autismo, o trastorno del espectro autista (TEA), es un trastorno del desarrollo neurológico que se presenta en la infancia y que afecta la comunicación y la interacción social. Sus grados de severidad y sus síntomas pueden ser muy variables entre los pacientes, por lo que no existe una forma única de presentación. En su génesis están involucrados tanto factores genéticos como ambientales, aunque cada vez se le presta más atención al factor genético como rasgo determinante de la enfermedad.

Síntomas del autismo
Muchos comportamientos típicos de la infancia pueden sobreponerse a los síntomas iniciales del autismo por lo que puede ser difícil identificar a un niño autista en sus primeras fases. Sin embargo, existen algunos parámetros y síntomas que, al notarse de manera conjunta, deberían alertar a los padres y a los profesionales de la salud en relación con la mayor probabilidad de que un infante presente algún grado de autismo.
Quizá el parámetro más importante sea la significativa disminución de la capacidad e interés del niño autista por la interacción social. Esto se hace evidente tanto con sus compañeros como con sus maestros, hermanos e incluso con sus padres. Así mismo, aunque es independiente a la capacidad de interacción, es frecuente que exista un retraso marcado en la comunicación verbal y no verbal. Por otra parte, pero este aspecto es menos significativo, muchos niños autistas presentan intereses restringidos o conductas repetitivas.
A continuación, se describe con más detalle los principales síntomas observados en niños con autismo.
1. Dificultades en la interacción social
Los niños con autismo suelen presentar una marcada dificultad para interactuar con otros niños y adultos, tanto por una incapacidad para relacionarse como por una falta de interés por las relaciones sociales. Es común que no respondan cuando se les llama por su nombre y que no hagan contacto visual. Es raro que presenten sonrisa social u otras expresiones emocionales. Esta falta de expresión emocional es un factor que también contribuye a la falta de comunicación no verbal de los niños con autismo.
A medida que el niño, crece y las interacciones sociales, a través del juego o la escolaridad se hacen más frecuentes y necesarias, se nota más que los niños autistas tienen dificultades para la sociabilización. Les resulta complicado aprender las reglas implícitas de los juegos y compartir el espacio con otros niños o adultos. Estos factores derivan en un aislamiento progresivo.

2. Retraso y alteraciones del lenguaje
El desarrollo del lenguaje en los niños con autismo se ve afectado en mayor o menor medida. Esto puede darse por un retraso en la adquisición del lenguaje o, con menos frecuencia, por la adquisición de formas atípicas de comunicación. Así, algunos niños pueden tener una ausencia completa de lenguaje verbal, mientras que otros pueden tener un vocabulario limitado, pero carecer de las habilidades necesarias para mantener un diálogo. Cuando logran desarrollar algún grado de comunicación verbal, presentan una prosodia plana, es decir, una entonación y ritmo invariable que les imprime una comunicación monótona y rígida. Además, el lenguaje utilizado suele ser literal, con imposibilidad de comprender la estructura no verbal del habla, como los cambios de entonación, las metáforas, el sarcasmo, las frases en doble sentido, etcétera.
3. Comportamientos repetitivos y rutinarios
Los niños con autismo suelen optar por rutinas y comportamientos que tienden a la cotidianeidad, circunscritos por una rigidez mental que les impide solventar adecuadamente el cambio, el cual les produce generalmente angustia. En ocasiones, esta angustia al cambio es tan marcada que el niño inicia conductas repetitivas, como balancearse, golpear objetos, aplaudir o girar reiterativamente, para manejar estos sentimientos.
Por otro lado, no es raro que los niños autistas presenten una tendencia a centrarse de manera intensa en temas específicos, como coleccionar objetos particulares o estudiar minuciosamente una materia concreta. Esta intensa fijación puede ocupar gran parte de su tiempo y atención, lo que dificulta la participación en otras actividades más flexibles o sociales.
4. Habilidades cognitivas y áreas de interés especializadas
Si bien existe una marcada dificultad para el desarrollo de las áreas sociales y de comunicación, otras áreas cognitivas están preservadas o incluso pueden tener un desarrollo superior al promedio.
Por eso, algunos niños con TEA tienen habilidades excepcionales para áreas específicas como la música, la memoria visual, las matemáticas, entre otras. Esas habilidades se desarrollan tanto por destrezas especiales como por un interés particularmente elevado en estas áreas.
Tratamiento del autismo en la infancia
Lo fundamental en el manejo de los niños con autismo es la intervención temprana que permita aprovechar mejor la plasticidad cerebral que derive en una mayor adaptación y organización para adquirir nuevas habilidades.
Así, la intervención temprana y la colaboración entre los padres, la escuela y los profesionales de la salud son fundamentales para el desarrollo integral del niño con autismo. Cuanto antes se inicien las terapias, mayores serán las posibilidades de que el niño logre un ajuste social adecuado, desarrolle habilidades de comunicación efectivas y funcione de manera más independiente en su entorno. Este enfoque temprano no solo favorece el desarrollo cognitivo, sino que también tiene un impacto positivo en su bienestar emocional y en la construcción de relaciones sociales más saludables. Así mismo, debe existir una colaboración bidireccional entre ellos padres, los docentes y los profesionales de la salud, para delimitar una meta común en el bienestar del niño Los padres, al ser los principales cuidadores y los más interesados en el progreso del niño, desempeñan el papel más importante, ya que poseen el conocimiento más profundo del comportamiento y las necesidades de su hijo, lo que les permite colaborar de manera efectiva con los terapeutas y educadores. Cuando los padres, los maestros y los profesionales trabajan juntos, se crea una red de apoyo sólida que mejora la calidad de vida del niño y fomenta su integración exitosa en su entorno familiar, escolar y social.

Conclusiones para el paciente
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El autismo es un trastorno del neurodesarrollo que afecta principalmente la interacción social, la comunicación y la flexibilidad de pensamiento.
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Los síntomas varían en cada niño, pero los signos comunes incluyen dificultades para hacer amigos, un lenguaje limitado o atípico, y la presencia de comportamientos repetitivos o intereses restringidos.
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La intervención temprana es clave para mejorar la calidad de vida de los niños con autismo. Un enfoque terapéutico integral, que involucre tanto a la familia como al entorno educativo, puede tener un impacto positivo en el desarrollo del niño.
Escrito por los profesionales de INM. Derechos reservados.
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